El mar nos trae cosas nuevas con la marea de cada día, como las olas, que nacen crecen y luego mueren en la orilla en un continuo peregrinar de idas y venidas, así es la vida.
Cuando no echamos el ancla en el lugar de siempre y fluimos con la corriente y no con el miedo a donde nos lleve, todo se revierte.
La brújula se torna alma, aliada y amiga y el espíritu se hace
marinero, surcando mares, doblando cabos y cruzando estrechos.
Confía en el viento, lo dirige el universo.
Por Mar M.J