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sábado, 21 de septiembre de 2013

LA LIBERACIÓN LA INMERSIÓN










¿Qué es el ansia del hogar? Es el instinto de volver, de ir al lugar recordado. Es la capacidad de encontrar tanto de día como de noche el propio hogar. Todas sabemos como regresar a casa. Por mucho tiempo que haya transcurrido, sabemos encontrar el camino. Caminamos de noche cruzando tierras extrañas y tribus desconocidas sin ningún mapa, preguntando a los viejos personajes que encontramos en el camimo "¿Por dónde se va?"

La respuesta exacta a la pregunta "¿Dónde está el hogar?" es más complicada, pero se trata en cierto modo de un lugar interior, de un lugar del tiempo mas que del espacio, en el que una mujer se siente entera. El hogar está allí donde un pensamiento o un sentimiento se puede conservar sin que se interrumpa o nos sea arrebatado porque otra cosa exige nuestro tiempo y nuestra atención. El hogar es un estado anímico continuado o una sensación que nos permite experimentar  sentimientos no necesariamente manifestados en el mundo exterior: Asombro, visión, paz, liberación de las preocupaciones, de las exigencias, de los constantes parloteos.

El hogar es la prístina vida instintiva que funciona tan suavemente como el eje que se desliza sobre su engrasado cojinete, donde los ruidos suenan bien, la luz es agradable y los olores nos tranquilizan en lugar de alarmarnos. Lo esencial es cualquier cosa que revitalice el equilibrio. Eso es el hogar.

Para algunas, el hogar es el inicio de una actividad. Algunas vuelven a cantar tras haberse pasado varios años sin encontrar ninguna razón para hacerlo. Se entregan al aprendizaje de algo que llevaban mucho tiempo deseando aprender. Buscan a personas y cosas perdidas de sus vidas. Recuperan la voz y escriben. Descansan. Hacen suyo un rincón del mundo.Toman grandes o extremas decisiones. Hacen algo que deja huella

Para algunas mujeres el hogar es un bosque, un desierto, un mar. En realidad, el hogar es holográfico.

Se desarrolla en toda su plenitud incluso es un solo árbol, un solo cacto del escaparate de una tienda, en un estanque de serenas aguas. Se desarrrolla también en toda su potencia en una amarilla hoja caída sobre el asfalto, una roja maceta de arcilla que espera la plantación de una raíz o una gota de agua sobre su tierra.
Cuando una mujer se concentra con los ojos del alma, ve el hogar en muchísimos lugares.

                      Texto extraído del libro "Mujeres que corren con los lobos"
                                   de Clarissa Pinkola Estés.