jueves, 16 de enero de 2014


 Solo hay horizontes

No hay muros de piedra, 
ni paredes mayúsculas, ni vallas de astillas
que la voluntad no pueda brincar
 y el corazón atravesar.
Solo hay horizontes, 
horizontes contiguos, 
no lejanos. 

 Celestes horizontes,
tras la celosía
 que solo el corazón puede levantar.

Horizontes de finitos ojos donde la filosofía 
entra a prisa, sin presentarse, ni tocar portón,
entonando versos de líneas indefinidas,
provocando a los ombligos de lenguas cósmicas a
accionar la métrica de la batuta de sincronías
del destino común y propio.

Horizontes de cúmulos y enriquecidas avenidas
donde las arterias oxigenadas 
lleguen a todos los corazones.
Horizontes donde el hambre sea historia antigua
 y la desigualdad  se evapore. 
Horizontes de banderas blancas,  
de luciérganas comprometidas
 alumbrando campos de horas bajas.
Horizontes de
Unus pro omnibus, omnes pro uno.


No hay muros de piedra,
 ni paredes mayúsculas,
 ni vallas de astillas
que la voluntad no pueda brincar 
y el corazón atravesar,
solo hay horizontes.

Por Mar M.J


jueves, 9 de enero de 2014


En el séptimo




En el séptimo habita una vieja loba       
de cabellos dorados y ojos de mar.    
   En su estancia, a veces la inconsciencia rota de dolor  
se presenta.

En el séptimo el alma encuentra espacio y tiempo
planeando sobre las luces y las sombras y las luces,
Es el umbral a la esperanza 
que entra y sale por la puerta.

  En sus diáfanos y recónditos ojos, 
  el azul del mar se muestra,
  atesorando pedazos de naufragios
 y recolocándolos de vuelta,
  la pena se baña en consuelo 
  y con nuevos ojos despierta.

Ni pócimas, ni acertijos, ni secretos,
solo corazón y consciencia,
 con su sonsonete
amansa fieras y reparte 
entre los más dóciles uñas nuevas.

Es la candela que ilumina lo velado
 alumbrando nuevos horizontes,
la ilusión jugando y conquistando al desencanto,
 El amor esculpiendo existencia
pespunteando heridas,
labrando cosechas, en el barbercho
 de semillas escondidas.

En la espesa arbolera,
en el espacio vacuo del firmamento,
en los abismos reservados de los océanos,
En la enjundia de la tierra,
 te encuentra.

Aquel que entra en el séptimo reverdece,
junto a las aguas del afecto, sobre la paz
que planta el sociego
y clarea.
 En el séptimo se habla de muchas vidas
 y se sale encontrando en la propia
 una guía, más los siete sentidos
y la biografía.

Por Mar M.J

sábado, 4 de enero de 2014


         Aquellos ojos marrones


      Con paso firme pero ralentizado, el tiempo se esfuma
por las suelas de mis zapatos.
A lomos de la colina, 
la tierra me brinda una bien llegada,
No estoy sola, en ella, 
  aquellos pequeños ojos marrones que me atraviesan.

  Fijada al estrato, con vehemencia
   me aspiro con un humilde hálito,
  mientras mis pupilas se cunden tramando
   el alumbramiento de algún  misterio.

 La cadencia de mi corazón apresurado, 
  no encuentra ronzal que lo aplacaque,
  Adivino que los latidos de la vida
   están numerados, compendiados en un tris.

   Vibro con la amplitud de mis vasos sanguíneos
irradiándome,
  abriéndose al espacio, recorriéndome,
    creando nuevos fluviales.

 Medito la muerte, negando poder a la huída
llevo a la memoria  lo esencial
el axioma de la vida.

  Aquellos ojos marrones marchaban, 
  aquellos pequeños ojos marrones
mostraban el camino, 



 el valor
  que esconde un instante. 

                                                                        Por Mar M.J

lunes, 30 de diciembre de 2013

En paz

En estos tiempos que corren a los que hablan de paz mundial se les considera unos ilusos y soñadores, en la actualidad  está aún lejano ese estado de tiempo tan anhelado. Muchos batallan y se movilizan para que esto sea así, otros albergan esperanzas de que sean otros los que cambien y hay otros que miran más allá y entienden que el primer paso está en reconquistarla primero en nuestro interior.

Debemos trabajar y contribuir en la construcción y el desarrollo de una sociedad mejores, pero no es lo mismo hacerlo desde un corazón sosegado que gusta de la quietud, que hacerlo desde la inquitud y con corazón que sabe de tensiones.

Esperemos encontrar esa paz interior y trasladarla a los demás, tocando los corazones de todos aquellos que se crucen en nuestro camino.

Finaliza un año y comienza otro lleno de esperanza, con millones de semillas que darán sus frutos el día de mañana.



viernes, 13 de diciembre de 2013

Palabras


Palabras... 7.000 millones de habitantes, billones de palabras están siendo pronunciadas en este mismo momento en el planeta tierra y cada una de ellas con una frecuencia, cada una de ellas portando una vibración única y concreta.

La palabra es un don muy poderoso y maravilloso, que se le ha otorgado al ser humano, con ellas nos comunicamos y comunicamos, las palabras también transportan los sonidos que emiten nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros pensamientos, etc...

Todo está sujeto con palabras, desde el principio de los tiempos... con ellas germinarón religiones, se construyeron civilizaciones, solo con palabras aflorarón guerras, pueblos e imperios enteros calleron bajo su influjo, nuestros  gobiernos se crearón y nos dirigen con palabras, su poder es inmenso e inabarcable, con una gran gama de posibilidades.

La palabra es un arma de doble filo, posee un efecto sanador y beneficioso y lo opuesto, la palabra va siempre cargada, somos lo que se encierra dentro de cada una de ellas. Las palabras no se las lleva el viento, ni caen en saco roto, las palabras modulan nuestro espacio y regresan de vuelta.

Billones de palabras están siendo pronunciadas en este mismo instante en el planeta tierra, dejando una impronta en todo lo que vemos y también allí donde nuestros ojos no alcanzan a ver. 
No subestimemos el poder que se encierra en cada una de nuestras palabras, a través de ellas estamos también creando el mundo y la realidad que nos rodea, dejemos al corazón que hable a través de ellas.  


Amor... esa tuvo que ser la primera palabra que el universo pronunció cuando nos creó.



jueves, 5 de diciembre de 2013


                                                                               Vengo de encontrarme, 
                                          llego de perderme.


          Escudriñé las babilónicas montañas ateridas de dos
               mundos, encumbré sus cimas y en ellas me coroné,
           vivaqueé bajo sus faldas orgánicas,
           salpicadas de tornasoles silvestres.

    Fecundé la linfa de los ríos,
       me diluí en su misterio, contemplé como la
             resistencia naufragaba y reflotaba una y otra vez.

             Liberé mis crines de lazadas, complacido el viento,
              peinó y desgreñó; mi camarilla, retozamos
           juntos y abrazamos el "quién ganará" sin vencedor.

                Toqué en las cuerdas de la memoria del éter, me deleité
                con sus polifonías, me reconvertí a intérprete. 
                Aguardé al trance vívido, al instante suspendido que
                retiene. Me rememoré.

               Vagué entre los vetustos senderos de mil tiempos,
               con la eternidad abreviada en un suspiro.Tramador de
              esencias, me hilvanarón el ánima con sustancia y terneza.

               Vengo de encontrarme, llego de perderme, 
                vuelvo... al lugar donde la materia y el verbo
               cobró sentido. 
                                            
          
Por Mar M.J


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Pescar y su equivalencia



      Es curioso el paralelismo que  puede existir entre pescar e ir en busca de un sueño.



Primero eliges un lugar en la costa donde poder pescar, luego apuntas con el ojo de la intuición aquella parte del mar donde crees que picarán los peces, ligas al anzuelo una carnada tentadora al gusto y al olfato de los peces, lanzas la boya  que se desprende y  viaja lejos del carrete y luego recoges un poco para que el nailon se tense. 

Pescar es también una forma de meditar, tu atención es exclusiva para la boya, sabes que la más mínima distracción te puede hacer errar, buscas un lugar cómodo para esperar y disfrutas mirando como el mar la invita a bailar. El secreto de la pesca recide en no perder la fe de que se va a pescar y por eso el pescador suelta junto al anzuelo y con cada lance grandes dosis de paciencia, perseverancia y emoción.

Depende del gusto de cada pescador que peces quiere o que peces devuelve de nuevo al mar, también existe la posibilidad de que nada se haya pescado, sin embargo ante esta posibilidad uno regresa al hogar con sentimientos de complacencia y un vacío cómodo producido por la entrega. 

Tiene su equivalencia, con la pesca del cardumen de sueños que bogan por las aguas de la vida a la espera de ser capturados.



domingo, 17 de noviembre de 2013

Noción espacial



Andrea cumplía años y su mala pata quiso que no olvidase. La semana anterior mientras asistía al campeonato de fútbol sala de su pueblo, donde jugaba su hijo, en una de las faltas que el colegiado del partido había pitado, Andrea entró en cólera, se levantó de su asiento y antes de que su lengua empezase  a escupir improperios , se resbaló y calló, se fracturó el tobillo por tres partes, nunca creí que un tobillo diera para tanto, no era la primera vez , a lo largo de sus cuarenta y tantos, era la sexta pata rota, su incapacidad y la disponibilidad de disfrutar de tanto tiempo libre, también la habían hecho caer en una depresión.

En la tienda de maquetas encontré gran cantidad de artículos donde elegir, era el lugar perfecto, armar una maqueta requiere de tiempo, paciencia y templanza, el bálsamo perfecto para una pierna tronchada.

En el tercer pasillo, al fondo, girando a la izquierda, en la tercera estantería  descubrí un anhelo olvidado por el tiempo, unas maquetas del transbordador Columbia y Discovery yacían dispuestas para el despegue, no era el regalo más apropiado para la persona en cuestión,  pero mi apetito cosmoespacial se destapó. Clavada  frente a la estantería  como una aférrima creyente que idolatra sus  imágenes, mi imaginación y yo nos unimos en cuasi perfecta comunión. 

El saltó cuántico me teletransportó, había encontrado un lugar cómodo en la ingravidez,  me hallaba en la órbita de un planeta de una región extrasolar. Mi misión consistía en recoger y analizar unas muestras de un planeta llamado PRocyon.
Mi vehículo espacial estaba dispuesto  para aterrizar pero las pertubaciones gravitatorias y las fuertes tormentas de arenisca que azotaban el planeta, dificultaban  la maniobra de descenso.

En plena misión espacial el sonido de un homínido me desvió de mi trayectoria  y me hizo regresar forzosamente al planeta tierra, bajar así, de sopetón del tremendo viaje de éxastis no sienta bien ni a los mejores instruidos en la materia, era la dependienta, hablándome de no se qué maqueta, le dí las gracias y musité la ley de la relatividad de Einstein, pude dar fe de ella.

Después de todo andar en las nubes era lo que menos necesitaba mi amiga, pensé que lo mejor era que tuviera ambos pies bien anclados en la tierra y mi breve viaje espacial  me había proporcionado una idea, le compré un rompecabezas, edición especial, con 10.342 piezas para que mejorara su percepción espacial y así darle un mejor partido a su motricidad mal trecha, yo continue con mi periplo, aquí en la tierra...mm ¿?.